Caldera de alta presión: es un equipo especial para generar vapor a partir de agua caliente. Funciona como un sistema cerrado, lo que significa que toda el agua permanece intacta y no se escapa. Cuando se produce una descompresión excesiva, la presión en una caldera de alta presión es mayor que la presión atmosférica. Esa es la importancia de este vapor, ya que podemos usarlo para calentar nuestras casas, generar electricidad o en fábricas para fabricar algo. Sin embargo, es esencial realizar pruebas periódicas del agua para garantizar un funcionamiento seguro y eficaz de las calderas de alta presión.
Los parámetros del agua son varios elementos que comprobamos para determinar si el agua es adecuada para calderas de alta presión o no. El control de estos parámetros nos permite determinar si las condiciones de calidad del agua son lo suficientemente buenas para el uso de la caldera. Los parámetros clave del agua incluyen:
pH: Indica si el agua es ácida (agria) o básica (no ácida). Un pH bajo significa que el agua es demasiado ácida, lo que puede dañar los componentes metálicos de la caldera. Cuando este pH es demasiado alto, el agua puede dejar depósitos duros en los tubos que pueden crear problemas.
Dureza: la dureza es una medida de la cantidad de calcio y magnesio presentes en el agua. Cuando el agua es demasiado dura, se vuelve dañina. La solución al problema es que obstruye los tubos, lo que dificulta que la caldera haga su trabajo.
Las calderas de alta presión requieren una buena calidad del agua para funcionar. Cuando la calidad del agua es deficiente pueden surgir muchos problemas, como pérdida de eficiencia, aumento del consumo de energía o incluso averías en los equipos. El agua se vuelve ácida y corroe los tubos de la caldera, lo que provoca fugas si los niveles de pH son demasiado bajos. Esto puede causar graves problemas de seguridad y reparaciones costosas. Por el contrario, si el pH es demasiado alto, puede formar depósitos de cal en los tubos que dificultarán que la caldera realice su trabajo de transferencia de calor.
Asimismo, si el nivel de oxígeno disuelto es excesivo, también se producirá corrosión en las partes metálicas. Este óxido puede acabar corroyendo la caldera y provocar fallos prematuros. Una conductividad excesiva puede provocar la formación de incrustaciones y suciedad en los tubos de la caldera, lo que reduce la eficiencia de transferencia de calor y posiblemente afecte al funcionamiento de la caldera.
Los parámetros del agua deben observarse y controlarse, ya que la mayoría de las veces hay ciertos consejos que se deben seguir para mantener las calderas de alta presión funcionando bien y también de manera segura. A continuación, se presentan algunas prácticas que debe tener en cuenta.
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